miércoles, 21 de marzo de 2012

¿Que es ese sonido? Pues música! (Bitácora 21/03/12)

¡Hola hola! Les envío un saludo mis estimados lectores, ya que en mi primera entrada siento que fui un poco frío al momento de hablar sobre mi primera clase de música en la universidad, por lo cual les pido disculpas, además que me siento más cómodo al imaginarme esto como una conversación en vez de un simple monólogo o peor aún, un discurso vacío. El hecho del sentir que me están prestando atención logra una mejoría en mi habilidad para expresar mis ideas, así que, sin mas preámbulos, les hablaré sobre mi segundo día...
La clase comenzó de igual manera que la clase pasada: Cantando "presente profesora" con el objetivo de hacer los mismos cambios de altura realizados por la profesora al momento de nombrarnos. Luego de ello, la clase se tornó más teórica, pues la profesora nos explico en que consistían los "parámetros del sonido".
El sonido, al ser inmaterial, no se puede medir con los mismo parámetros que utilizamos al medir una mesa, una silla, etc. por lo que poseen sus propios sistemas de medición que son la altura, la duración, la intensidad, y el timbre. La altura es la cualidad del sonido que nos permite diferenciarlos entre agudos y graves, la duración nos permite identificar si los sonidos son largos o breves, la intensidad logra que identifiquemos si los sonidos son fuertes o suaves, y el timbre es el rasgo característico de las cosas que permite diferenciar a los instrumentos y voces. Al tener estas definiciones explicadas, la profesora nos enseño la primera actividad que realizaríamos, que consistía en un dictado: Ella, por medio de su voz haría dos notas musicales, variando la altura de ellas, mientras que nosotros por medio de líneas teníamos que reconocer cual era mas aguda o mas grave, y así fue como repetimos la actividad siete veces. Luego lo repetimos dos veces más, sólo que ahora en vez de dos notas musicales, eran tres, y luego cuatro. Me complace decirles mis lectores, que acerté en todas las notas interpretadas por la profesora; esto es por los años que llevo tocando guitarra y bajo en distintas bandas. Me hace muy feliz el hecho de que mi oído a mejorado desde que aprendí los acordes básicos en la guitarra, ya que me provoca la sensación de fortaleza en mi habilidad de comprensión.

Luego de esta actividad, la profesora nos propuso un nuevo ejercicio que era más práctico:
El ejercicio era bastante peculiar, ya que la profesora dibujo en el pizarra una imagen que contenía un espiral, unos asteriscos, unas cuantas líneas y muchas estrellas qué, al haberla terminado nos explicó que en grupos debíamos representarla en base a sonidos y gestos (de igual manera que una obra teatral). Yo con mi grupo comenzamos a pensar de que manera podríamos mostrar aquel desorden que estaba plasmado en la pizarra, hasta que una de mis compañeras sugirió realizar una historia: "Había una vez unos marcianos que salieron a jugar de su hogar que era el espiral, hasta que llegó el ser humano y los espantó de tres grandes gritos". A todos en el grupo nos pareció buena idea y comenzamos a añadir los sonidos y las posiciones que debíamos tener en la sala a esta especie de representación teatral.
Fue entonces, cuando la profesora eligió a nuestro grupo para que fuéramos a representar aquel dibujo. No les mentiré mis lectores, diciendo que al principio no estaba asustado, pues siempre me a dado vergüenza y miedo el pararme a hacer cualquier tipo de acto público, incluso cuando con mi banda tocábamos en público, o cuando cantaba con mi amigo en las micros. Pero ese miedo hace ya bastante tiempo que puedo controlarlo ya que, al momento de recordar que voy a ser profesor, el miedo es lo último en que pienso. Mi prioridad ya no soy yo, sino los que me escuchan y quieren aprender de mí.
Tal vez nuestra actuación no fue de lo mejor, y no se entendió a la perfección lo que les queríamos decir, pero de todas maneras quedamos conformes, pues nos divertimos y sabemos que, aunque no todos comprendieron en su totalidad la imagen que representamos, la disfrutaron.
Nuevamente salí conforme del salón de clases, con muchas ansías de poder aprender mas sobre los significados de la música y las distintas interpretaciones que podemos darles en nuestra vida cotidiana y, mejor aún. logré encontrarle un uso en mi manera de poder enseñar.
Esperó mis estimados lectores que hallan disfrutado la historia de este día de aprendizaje musical, así que me despido cordialmente de ustedes esperando volverlos a encontrar en mi próxima entrada.

lunes, 19 de marzo de 2012

Escucha como Aprendo (Bitácora 13/03712)

Camino hacia la sala de clases con la mentalidad de tener la misma clase de música que e tenido durante toda mi vida: Aburrida y monótona, donde el profesor lo único que quiere es rellenar el libro de clases con sietes haciéndote cantar tu canción favorita una y otra vez. Que grato es el haber estado equivocado.
Logré encontrar un asiento donde pude ver a la profesora a los ojos de manera nítida y escuchar atentamente cada palabra de ella, para así poder rescatar cualquier cosa que me pareciera necesaria en mi instrucción como profesor. La profesora comenzó a hablar sobré lo que sería su clase durante el semestre sin ninguna señal de diferenciarse de cualquier profesor de música que allá tenido en mi vida, hasta que en un momento, como una centella caída del cielo, el aire acondicionado de nuestra aula lanza un chirrido estrepitoso; sin darle mucha importancia la profesora continúo su clase. Pero, luego de un par de chirridos liberados por esa máquina infernal, la profesora hace una pausa de su clase, saca un elemento de su estuche, similar a un tenedor y golpeándolo sobre la mesa lo acerca delicadamente a su oído diciendo: "Esta en Sol".
Aun impactado por sus palabras, quise comprobar la veracidad de lo que había dicho, intentando recordar que sonido emitía un Sol, hasta que logré escuchar en mi cabeza el Sol que se hace en guitarra cuando uno comienza a tocar "El Derecho de Vivir en Paz" de Víctor Jara. Fue en ese momento en donde sentí algo en esta clase, esa pequeña sensación de alegría que nos da al recordar un momento hermoso de nuestras vidas, al lograr llegar a las metas alcanzadas o simplemente cuando nos dan una buena noticia. Ese pequeño regocijo interno que te saca una sonrisa, similar a la que Wang lu sentía al recostarse sobre sus tierras en aquel libro de Pearl Buck, fue la que me motivo a sonreír de oreja a oreja durante toda la clase.
Sin darme cuenta, al cabo de unos minutos, estaba diciendo "Presente profesora" al compás de la voz de la profesora que pronunciaba mi nombre de manera armoniosa. Esto fue debido a que la profesora nos invitó a participar en una actividad que consistía en responder a la lista de clase en la misma tonalidad que dijese nuestros nombres. Luego de una serie de actividades musicales donde no solo se utilizaban las cuerdas vocales, sino que también los brazos y a su vez (cosa que considero una de las mas destacables de la clase) la habilidad de la memoria de corto plazo, terminé saliendo de la sala de manera muy diferente de como había entrado: Feliz y emocionado.
Debo reconocer, no con vergüenza sino con orgullo, que tuve el agrado de poder experimentar lo que era realmente una clase de música, es decir, supe lo que era aprender y disfrutar la música guiándome por un profesor.
Desde ese día, e intentado saber cual es la nota exacta de cada sonido que escucho en mi vida, ¡Que cosa mas maravillosa el poder cambiar de perspectiva algo que antes considerabas que era ruido y ahora es un conjunto de notas reconocibles!
Todos los días se aprende algo nuevo, pero que grato es darse cuenta cuando uno lo hace.